Rosa María de Mena nació en Madrid, es licenciada en Filología
francesa y máster en Edición con mención de Excelencia por la Universidad
Complutense y Grupo Santillana. Autora de novelas, relatos, artículos e
ilustraciones, su afición por el arte y la literatura empezaron a muy temprana
edad, y ahora no concibe la vida sin ellos. Humanista vocacional, y profesional
en las áreas de traducción, edición y gestión de Recursos Humanos. Ha recibido
diversos premios por sus dibujos y relatos, entre ellos, los galardones
literarios: IX Certamen de Cuentos Miguel Hernández (Biblioteca municipal
Isabel Allende, 2012) y el I Premio Ulises en la Isla de Wight (Playa de Ákaba
y Espacio Ulises, 2016). Es miembro de la Asociación de Escritores de Madrid
(A.E.M.).
Tiene tres novelas: Camino de la Alameda (Ediciones
Éride, 2010), El tren perdido (Ediciones Fullcolor, 2015) y Entre
verdes colinas (2016, Playa de Ákaba). Participa en varias antologías
colectivas: 2084 (Inventa editores, 2016); Madrid en feria;
Ángel de nieve; Hablar de libros es bueno; Ulises en la Isla de Wight; Crímenes
callejeros y Personajes de novela (todas ellas publicadas por
Playa de Ákaba, 2016); es antóloga y prologuista de Mensajes en una
botella y El oasis de los miedos, ambos libros pertenecientes a "Palabras
que curan", una colección que dirige para la editorial Playa de Ákaba.
También
conduce talleres de Escritura Creativa.
PREGUNTAS
-Antes de nada, me gustaría añadir algo a tu curriculum, que no
está incluido y para mi es importante. Además de filóloga, editora, escritora y
humanista regentas una librería, la Librería ENTREPÁGINAS, de la localidad
madrileña de Daganzo. ¿Era para ti una asignatura pendiente por tu amor a los
libros o es algo circunstancial?
Circunstancial. Creo que un poco viene a ser todo lo que uno
emprende en la vida. Ahora se han dado los condicionantes para que este sueño
se hiciera realidad y es cuando me he lanzado literalmente a la piscina.
-En el breve tiempo que llevas regentando tu librería has
organizado ya diversos actos literarios, como presentaciones de libros, clubs
de lectura, etc… ¿Te has sentido decepcionada en algún momento por la falta de
interés del público con respecto a estos actos en particular y en cuanto a la
literatura en general?
No te voy a mentir si te digo que una espera siempre el mismo
nivel de respuesta a un gran esfuerzo, pero igual que soy emocional también soy
racional y consciente de que estamos en un tiempo y en un lugar poco propicios;
aún así, para mí vale tanto una sola persona que haya disfrutado de estos actos
literarios como si se tratara de una multitud.
-Sabemos que son las instituciones las que deben tomar medidas
para fomentar el interés por la lectura y por la literatura, que tanta falta
nos hace, pero ¿qué crees que podemos hacer los escritores para ello? ¿Y las
librerías?
Los escritores lo primero es no desanimarnos, cosa harto difícil
porque el esfuerzo es altísimo. Hay que seguir escribiendo y apoyando a quienes
están en tu mismo barco. Como librera creo que es una misión la de transmitir
la pasión por la lectura y los libros consiguiendo poner en contacto al lector
con su libro y al libro con su lector.
-Tras leer tu última novela publicada –Entre verdes colinas- nos
muestras secretos de una familia, olvidados en los dos últimos siglos… ¿Por qué
te inspiraste en esto? ¿Crees que todas las familias guardan algún secreto?
Los secretos son el alma de la intriga y se necesitan para
despertar el interés del lector. Esta novela es continuación de la anterior, El
tren perdido, una novela histórica que no es necesario haber leído previamente,
sin embargo esta quería ambientarla en el presente y la protagonista tiene un
motivo que la impulsa a investigar en sus antepasados. No sé si todas las
familias, pero la gran mayoría tienen algo que consideran socialmente
vergonzante y que puede ser mejor ocultar bajo las «mentiras piadosas», como
decía Cortázar.
-Vemos que la protagonista de tu novela –Camila Azcona- narra en
primera persona su viaje a Inglaterra para encontrarse con una vieja casa que
perteneció a sus antepasados… ¿Por qué elegiste ese país y no otro?
Como te decía, es continuación de El tren perdido, cuyos
personajes recorren ese cordel de la industria textil que nacía en el ganado
lanar extremeño, la materia prima que luego iba a las fábricas inglesas, y Entre
verdes colinas hace el recorrido a la inversa hasta encontrarse con los bosques
donde aún podemos encontrar las famosas ovejas Lion de pelo largo y mullido.
-Los escritores siempre ponemos algo de nosotros mismos en
nuestros personajes… ¿Qué hay de ti en el personaje de Camila Azcona?
Yo creo que coincido con ella en algún rasgo de mujer moderna algo
chapada a la antigua, y de Irene justo lo contrario, me identifico con ella en
que es una mujer de espíritu independiente aunque sujeta a sus
responsabilidades.
-¿Te costó elegir el nombre de los protagonistas?
Algo sí me costó porque pretendía que fueran nombres sencillos y a
la vez no demasiado repetidos.
-¿Necesitaste documentación para alguna de las partes, tramas o
localizaciones –tanto espaciales como temporales- en tu novela?
¡Puff! Por supuesto que sí, eso es lo más laborioso aunque también
lo más satisfactorio por lo que aprendes; aunque conozco algo de Inglaterra,
nunca he visitado las Colinas Cotswolds y he tenido que reconstruir los
escenarios gracias a fotografías y testimonios de viajeros. Para el Madrid del
siglo XIX, que también aparece en la novela, tuve que investigar bien para no
caer en anacronismos, claro.
-Sabemos que hay tres fases imprescindibles en el proceso de
escritura de una novela –documentación, escritura y revisión-. ¿Cuál de ellas
es la que más te cuesta o te exige más tiempo y concentración?
Te diría que la documentación, pero no es cierto porque dedico
mayor esfuerzo a la revisión hasta que considero el texto lo suficientemente
pulido.
-Rosa, y ahora, la pregunta que siempre hago a mis entrevistados…
¿Para ti, un escritor nace o se hace?
Creo que primero nace y después se hace, es una aptitud innata que
es ya evidente en unos antes que en otros y ese punto de partida hará que el
recorrido sea más o menos largo. Los talleres ayudan a desarrollarse como
escritor, pero creo que solo se acercan a ellos quienes tienen la vocación.
-¿Aún con esa inquietud o talento necesario, crees que es posible
aprender a escribir?
Es posible si a la inquietud y al talento le añadimos un
ingrediente imprescindible (como en cualquier otra disciplina) que es la
constancia y el esfuerzo.
-¿Tus narraciones parten de una imagen o de una idea?
Ambas cosas, en mi próxima publicación, Una luz en mi ventana,
esto se ve claramente: es una antología de relatos ilustrados y al principio de
cada uno explico cuál ha sido la chispa creativa, que ha podido ser una idea,
una imagen e incluso un ejercicio de técnicas narrativas.
-Todos conocemos el temido “bloqueo del escritor” ¿A ti te ha
asaltado alguna vez? Y si ha sido así ¿cómo te enfrentas a la página en blanco?
No es algo que me ocurra habitualmente, quizá porque siempre parto
de una frase o releo lo escrito anteriormente y enseguida se me conecta algún
tipo de circuito asociativo o algo así que me abre multitud de puertas o
ventanas para continuar escribiendo.
-Los escritores necesitamos disponer de un tiempo diario para escribir,
entre otras muchas cosas, y sabemos que es difícil compaginar la cotidianeidad con
la escritura… ¿sigues algún proceso a la hora de escribir? ¿Qué necesitas tú en
particular?
Cuando tengo un trabajo en marcha siento la necesidad de
terminarlo porque funciono por proyectos y no paro hasta ir vaciando esa
especie de bandeja de asuntos pendientes que se instala en mi cabeza; así saco
los huecos necesarios de forma instintiva.
-Hablando de novelas… ¿Cómo te planteas una novela, cómo la
estructuras?
Parto de una idea mental y con apoyo de la documentación la voy
desarrollando. Si bien tengo mentalmente una estructura lógica de introducción,
nudo y desenlace, es en la revisión cuando trabajo la estructura que creo que
puede funcionar mejor y la proporción de cada parte.
-¿Cómo imaginas a tus lectores?
Hasta ahora los imagino como personas con mis afinidades, con
respecto a las inquietudes humanas. Supongo que llegar a más o menos
número de lectores dependerá después de conectar con ellos, aunque ahí entra
sin duda la parte de promoción que es absolutamente necesaria, lo queramos o
no.
-¿Cuáles son tus libros de cabecera, los que más te han
influenciado en tu carrera de escritora?
Curiosamente yo he sido más lectora de no ficción que de ficción, principalmente todo aquello relacionado con la
Sociología, Filosofía y Humanidades en general (aparte de que por necesidades
profesionales he estado en continua formación) y me ocurre que más que partir
de influencias conscientes hago el recorrido contrario, es decir, cuando
escribo mis propios textos recurro a lecturas y relecturas relacionadas. Por
ejemplo, para Entre verdes colinas releí a Stendhal, Molière, las Bronte... y
para escribir género negro acudo a Mary Shelley, Camus, Stephen King... Para
las técnicas narrativas me apoyo en autores como José María Merino, Javier Sáez
de Ibarra, Clara obligado, Almudena Grandes...
-Como profesora de talleres literarios que eres y en tu
experiencia en este sentido ¿qué puedes decirnos de los jóvenes autores?
Encuentro como punto en común la inseguridad frente a sus textos,
algo que se diluye a lo largo de las clases cuando van conociendo las
herramientas del escritor y se apoyan en ellas como pilares; aunque lo que más
se aprende es, sobre todo, a aceptar las críticas y alcanzar perspectiva
respecto de sus textos.
-¿Qué consejo o consejos le darías a un escritor principiante?
Que lean mucho, que escriban desde la sinceridad, y que acepten
que escribir tiene una parte muy laboriosa de documentación y corrección,
principalmente.
-¿Estás trabajando actualmente en alguna nueva obra? ¿Puedes
adelantarnos algo?
Sí, como te decía, próximamente se lanza Una luz en mi ventana,
una antología que reúne más de una veintena de relatos e ilustraciones que
realicé en los últimos años y que ahora verán la luz (nunca mejor dicho) en
octubre de 2017, gracias a la editorial playa de Ákaba.
-Muchas gracias por tu paciencia, Rosa, y por tus interesantes
respuestas, que a todos nos ayudarán e ilustrarán, de una u otra manera. Ha
sido un placer enorme compartir este rato contigo…
El placer, Enrique, sin que suene a tópico, ha sido realmente mío.
Te felicito por esta gran labor que haces de apoyo a tus colegas escritores.